Septiembre de 2025.
"Todo misionero del Evangelio debe tener siempre presente esta verdad: es el Señor quien toca los corazones con su Palabra y su Espíritu, llamando a las personas a la fe y a la comunión en la Iglesia. Por último, Pablo nos deja una lección muy valiosa, sacada de su propia experiencia. Escribe: "Porque nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino en poder, en la acción del Espíritu Santo, en sobreabundancia" (v. 5). Para ser eficaz, la evangelización necesita la fuerza del Espíritu, que anima el anuncio y difunde en quienes lo llevan la "sobreabundancia" de la que habla el Apóstol. Este término, "sobreabundancia", en el griego original, es pleroforìa : un término que expresa no tanto el aspecto sugestivo, psicológico, como la plenitud, la fidelidad, la totalidad, en este caso, del anuncio de Cristo. Un anuncio que, para ser pleno y fiel, necesita ir acompañado de signos y gestos, como la predicación de Jesús. Palabra, Espíritu y certeza -entendidos así- son, pues, inseparables y contribuyen a que el mensaje evangélico se difunda eficazmente.
